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Subversive toys’
(2017-2021). [Cajas de luz]. Work in progress, Berlín, Alemania.

¿Lúdicos los juguetes?
Sin duda, pero muy simplista. Si bien su función principal es divertirnos, también representan el mundo normalizado, el orden de las cosas, el orden establecido. El juguete es también una herramienta para aprender códigos y usos. Conformista, nos conforta reproduciendo los valores de la sociedad. A través de él se perfecciona la construcción social, puente esencial entre el mundo de la infancia y la edad adulta.

En ‘Subversive toys’, Carmen Arrabal nos da el cambiazo utilizando los juguetes a contrauso. ¡Y de echo se rebelan, ni Dios ni amo! Solo criaturas desinhibidas, sexuadas y transgresoras que se complacen en arrojarnos a la cara a lo que aspiran: hacer lo que les sale de la polla...
Yoann Kaplan

Realizadas en madera a partir de marcos antiguos, juguetes, objetos y materiales que la artista Carmen Arrabal encuentra en la calle o en los mercadillos, las cajas de luz de la serie Subversive toys unifican medios y revisitan temáticas de proyectos precedentes. Este trabajo propone, desde la mirada obsesiva y fetichista de la coleccionista, universos, lúdicos, transgresores y surrealistas.

 

‘Wonderful world’ (Subversive toys I)
(2017-2019). [Obra compuesta por 3 cajas de luz y pedestal de madera (collage y acrílico). Técnica mixta: juguetes de segunda mano, objetos y materiales diversos reciclados y tratados, luces LEDs, Tablet 10 inch. con vídeocreación específica para la obra. Medidas totales: 155 x 167 x 42,3 cm]. Berlín, Alemania.

‘Wonderful world’ (Subversive toys I)es una obra compuesta de 3 cajas luminosas, 2 cajas de mayor tamaño dedicadas al universo temático y topificado de hombres y mujeres y 1 más pequeña, oscuro puente entre las dos otras, en cuyo centro se encuentran las figuras de una tarta nupcial rodeada de bebés sobre el fondo de una vídeocreación. Wonderful world altera e intercambia los estereotipos de género cromáticos (rosa para el masculino y azul para el femenino) en los roles y en los espacios sociales (público y privado).

En el mundo masculino representado en esta obra, los superhéroes se dedican a las tareas domésticas (limpieza, el cuidado de los niños o la costura – ama de casa, madre o diva–). Los objetos y accesorios que los rodean (utensilios de limpieza, productos de belleza, hilos, botones, agujas de costura o biberones) hacen alusión también a ese intercambio de roles.

El universo femenino, por el contrario, se desarrolla en un espacio exterior en el que las muñecas representan escenas sobre las peores actividades masculinas (bandas de traficantes, peleas de perros, violencia de género...). Los objetos y accesorios nos hablan, igualmente, de ese contexto tipificado: armas, drogas, dinero, herramientas de trabajo, neumáticos o revistas pornográficas.

En la caja central, puente entre estos dos mundos de estereotipos extremos travestidos, se repite el mismo modelo de transgresión. Lo femenino y lo masculino están representados esta vez por multitud de bebés agrupados por su condición de género invertida cromáticamente (azul para las niñas/rosa para los niños). Una línea-pasarela divide los dos espacios; sobre él, como epicentro de toda la obra, las figuritas de una tarta nupcial en la que, nuevamente, él es quien viste de blanco.

Como fondo de esta caja una vídeocreación en loop, creada a partir del conocido tema interpretado por Louis Amstrong (What A Wonderful World). Esta pieza de vídeo recrea un karaoke en el que la letra de la canción aparece en la pantalla progresivamente. Las escenas del vídeo, en contradicción absoluta con la letra de la canción de tono optimista y esperanza en el futuro, provienen de archivos de Internet y reflejan una realidad bastante mas oscura (guerra, deforestación, trabajo forzado o drogas en la infancia, pobreza, sectas...). Las imágenes están tratadas alterando los estereotipos de género con la misma metáfora cromática (rosa para el masculino y azul para el femenino) empleada en toda la obra.

 
In the forest’ (Subversive toys II)
(2019). [Técnica mixta/juguetes de segunda mano, objetos y materiales diversos reciclados y tratados, luces LEDs. Medidas: 25 x 19,5 x 21,8 cm]. Berlín, Alemania.
   

In the forest’ (Subversive toys II)es una obra de pequeño formato y carácter intimista que continúa el planteamiento transgresor de la serie Subversive toys. La pieza interpreta el cuento de Caperucita Roja, personaje infantil que lejos del roll que se le atribuye en la historia original (ingenua, pasiva e indefensa), en esta obra, provoca al lobo levantándose la falda. El lobo, sorprendido por el gesto osado y provocador de la niña, pierde los papeles y la observa paralizado.

 
Glory hole’ (Subversive toys III)
(2019-2020). [Técnica mixta/juguetes de segunda mano, objetos y materiales diversos reciclados y tratados, luces LEDs. Medidas: 48,5 x 26,5 x 25,5 cm]. Berlín, Alemania.

La historia representada en Glory hole’ tiene lugar en los aseos de un imaginario club berlinés. Entre realidad y ficción (ya que los muros con graffitis y posters de conciertos han sido fotografiados por la propia artista en bares reales, en los que trabaja como limpiadora), los personajes de esta pieza representan la diversidad de la fauna nocturna berlinesa. La composición de la escena nos propone observar, como voyeurs, lo que ocurre en las diferentes cabinas de W.C. y en la fila que forman las criaturas (entre ellas Batman transformado en drag-queen o Peter Pan y Campanilla) que esperan su turno...

 

‘Dominatrix and friends’ (Subversive toys IV)
(2020). [Técnica mixta/juguetes de segunda mano, objetos y materiales diversos reciclados y tratados, luces LEDs, bola de espejos con motor de rotación.
Obras eróticas en miniatura de la artista Kyla Avery Kegler.
Obra compuesta de 2 piezas. Medidas totales: 179 x 69,5 x 53,5 cm.
Caja de luz, medidas: 89 x 69,5 x 53,5 cm y pedestal en madera, medidas: 90 x 60 x 40 cm]. Berlín, Alemania.

‘Dominatrix and friends’ (Subversive toys IV) es una caja de luz de gran formato cuya producción se realizó durante los dos confinamientos de 2020. Los juguetes que protagonizan la escena se entregan a un juego erótico de dominación y sumisión dirigido por Dominatrix el personaje principal.

La pieza central de esta obra es una bola de discoteca que gira, sobre la que se encuentran Dominatrix y otros muñecos encadenados y doblegados a ella.
El vestuario de los juguetes, realizado a partir de piezas de bisutería y materiales cotidianos reciclados, se inspira en la lencería sado-masoquista.

La iluminación, creada mediante LEDs RGB, cambia de color en una cadencia lenta acentuando el ambiente de club nocturno.
Las obras en miniatura de carácter erótico colgadas en las paredes de la escena fueron realizadas por la artista Kyla Avery Kegler.